Contaminación en la Av. Abancay

Un reportaje del diario El Comercio hecho por Iván Herrera nos informa más sobre un tema que los ecologistas vienen hablando desde hace rato: la contaminación de la Av. Abancay.

Ir por esa avenida en una cálida mañana de verano es, en realidad, una penuria. Soportar los inclementes gases tóxicos que emanan los viejos buses - y algunos pasajeros - y la sensación que el mundo se paraliza, al ver que dichas líneas se paran en cada paradero no autorizado para ver si pescan algún pasajero más.

Es una avenida de seis carriles, de los cuales sólo dos - los que no están aprovechados por los microbuses y que se encuentran más hacia el centro de la misma - son tomados por una especie de "vía rápida" para los autos particulares.

También hay que echarle la culpa a los peatones, que cruzan la pista como si estuvieran en su casa y exponen su vida para ir al otro lado.

Pero más que hacer una crónica sobre lo mucho que sufren algunos para ir a cubrir las actividades del Congreso, veamos lo más resaltante de este artículo:

Por ahora, el Conam ha informado que, en ese punto, la concentración promedio anual de las partículas de menos de 10 micras de diámetro (PM10) --fragmentos minerales o sustancias orgánicas más pequeños que el grosor de un pelo y especialmente peligrosos-- ha sido, en el 2006, de 110 ug/m3 (microgramos por milímetros cúbicos). El estándar nacional es de apenas 50 ug/m3.

Como los niveles de contaminación atmosférica saltan más que un bus con los amortiguadores malogrados, vale la pena indicar que hubo 14 días en los que se sobrepasó el promedio diario fijado por la norma (150 ug/m3). Según el Conam, solo se considera aceptable superar este valor un máximo de tres veces al año.

Pero, ¿no que teníamos una entidad municipal que se encargaba de justamente evitar que los autos llegaran a este nivel de contaminación ambiental? Creo que costaba tan sólo dos millones de dólares.

¡Ah! ¡Ya me acordé! Castañeda utilizó ese dinero para hacer otra pileta freudiana...

Dinero bien invertido, ¿no?

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