Pasadas las fiestas navideñas, ¿qué es lo que queda en la mente de los jóvenes? Si los evangélicos dijeron: “van a ir a misa y a hacer penitencia”, pues ¡se equivocaron! Ahora lo que está en nuestra mente es: playa, chicas en bikini, cerveza, chicas en bikini, fiestas, chicas en bikini, porros, camisetas mojadas y mucho, mucho sol de verano. Las ventas de ropas delgadas que no dejan nada a la imaginación carnal de nuestras cochinas mentes varoniles aumentan al 200%. La testosterona sube al ver a estos grandísimos cuerazos asándose bajo la parrilla arenosa y chupando un Jet.
Bueno… por lo menos eso es lo que predomina en muchos. Pero – acuérdense bien – yo soy una persona muy distinta. Odio el verano y las playas. Tomo poco por decisión propia. Ya dejé la marihuana bien guardada en mi cajón de los recuerdos y no me excita ver chicas desnudas, porque ya me sé el rollo de memoria. “Chicas mostrando sus senos = erección segura = intento de violación atenuado por alcohol = llamadas incriminatorias = orden de restricción judicial”.
Meh. Ya estoy algo viejito para eso. ¡Uso bastón, por dios!.
En fin. Pero eso no amerita que no pare la oreja ante las promociones que comienzan a inundar, a tempranas horas de las fiestas navideñas, a mi correo. Chiquillos de veinte años, hijos de la aristocracia limeña, intentan hacer sus pininos organizando sendas reuniones cuasi-orgías en las playas del sur… en la nueva meca del verano pipirisnais: Asia. ¿Las entradas? 30 cocachos para los “arribistas”. Los VIP (Very Imbécil Person) no te bajan de 200 cocachos.
¡Pasumacho! ¡Con eso yo pago mi boleta PUCP! ¡Qué bestia! Pero bueno… quien puede, puede; quien no, aplaude. Clap, clap, clap.
Pero, ¡cómo olvidar las orgías! ¡Yeah, baby! En toda discoteca que se respete, en estas épocas del año, ya comienzan a habilitar el lugar de concepción de los futuros bebés de madres adolescentes que nacerán entre julio y septiembre. Los Durex, Piel y Gents - más conocidos como los globitos de carnaval – se venden como pan caliente. Hay de todos tamaños, colores y sabores. El más alucinante es uno que es importado de Alemania, que mi enamorada no pudo traer por su exorbitante precio. Tamaño king-size, color amarillo – para confundirlo con un glowstick – y con sabor a cerveza. También viene con sabor a Cuba Libre.
San Bartolo, Punta Hermosa, Punta Negra, Waikiki y todo Asia es inundado por los pipirisnais y wannabe-pipirisnais en campamentos solventados por la billetera de papito y se suben al carro del alcohol y el sexo. ¡Nada como para empezar el año que un buen trago y buen sexo! En verdad es muy rico. Empiezas con el pie derecho. ¡Y yo que estoy cojo!
Pero en estas celebraciones del año nuevo – que no las entiendo, ya que igual nada va a cambiar, a excepción del número del año – siempre hay que tener sus precauciones. Los accidentes aumentan, al igual que la imprudencia de los jóvenes, que se creen inmunes a todo esto.
Las discotecas venden más entradas que lo que pueden atender. Eso es por default. El servicio se vuelve malísimo, por la demanda. Además surgen embaucadores – más que todo jóvenes – que venden lo que no pueden ofrecer a precios exorbitantes. Ya hemos tenido muchos esa experiencia hace dos años.
Además, si para el 28 no tienen nada, ríndanse… porque todo ya está lleno.
Si se han peleado con su enamorada y ella es medio fácil… olvídense. Y si el pata es un pendejo… seguro está ya planeando su menage a trois. Ahhh… rico.
Mi consejo, después de vomitar todo lo que pienso sobre estas fiestas, es que tengan mucho cuidado, mis queridos lectores que aún viven en el mundo pony. No todos somos buenos. Tengan cuidado con sus tragos, que no le vayan a meter pepa. Si alguien se les acerca con intenciones de “inaugurarlas”, de una soberana patada en los huevos les bajan el carro. Duele más si están erectos. Lo se por experiencia.
También existen los enamorados que fuerzan a las chicas a perder su virginidad – o “hacerles el play de honor”, como dicen algunos – en estas fechas. Si decides hacerlo, hazlo porque quieres, no porque te obligan. Y si lo haces, oblígalo a que use condón. Doble si puede. Porque si no pasarás a ser parte de la grandiosa lista de madres adolescentes que conciben en estas fechas y paren en agosto.
En el campamento, atún y galletas nomás. Trago, lo que puedas. Papitas lays como si fuera arroz. A la playa, a broncearse y a tirar, si quieres. Pero cierra bien tu carpa, porque no vaya a ser que algún gil se meta con su cámara y… ¡la canción! A mi me ha pasado.
Bueno muchachos. El autor se despide probablemente hasta el próximo año, ya que posiblemente comentaré alguna noticia importante por estos días, o si no… terminaré algún cuento como para entrenerlos un poco.
Hasta una próxima lectura.
Que pasen un feliz año nuevo. Si se portan mal, ¡invítenme!
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1 comentario:
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