Cuando yo era pequeño, hace ya algunos años, descubrí este nuevo sistema de comunicaciones que es el tan mentado chat. Todos mis amigos tenían su nick, su e-mail y su “cibernovia”.
¿Qué carajo será eso? Pensaba yo como buen cojinova que soy. Al principio pensaba que se habían comprado una muñeca inflable que tenía orgasmos electrónicos. O algo así. Tenía 12 años y pensaba aún que existía el mundo pony (1) en el cual el verdadero arte de amar a una mujer era seguir las estrictas normas sociales de: conocer, invitar a salir, conocerse más, conversar, fingir que la escucho y entiendo, salir con sus amigas, ir al cine, al restaurante, comer y al final reclamar el “postre”.
Pero luego me vine a enterar que una “cibernovia” era una chica normal, a la cual se le había conocido por el chat y se había convencido para tener citas on-line.
¡Oiga usté! ¡Cómo avanza la tecnología!
En fin.
Me metí a este mundo electrónico a pescar a alguna fémina que quisiera conversar conmigo. Aprendí a escribir como secretaria ejecutiva monolingüe. Era muy gracioso. Mi nick era poeta_monse. ¿Muy inteligente? Pues, para los entendidos del tema – es decir, los que me conocen - , si. Era yo un chico sensible, no tan agraciado… pero con un verbo florido que daba envidia a los pepones.
Intenté gilearme a cuanta flaca pasó por el salón de chat. Pero no contaba con la astucia de estas cuestiones que me eran extrañas: que no podías describir expresiones faciales. Obvio, ya existían los emoticones, pero en mi caso era muy raro. Yo soy una persona muy táctil. Cuando gileo, me gusta acariciar, peñizcar, tocar, hacer pausas, fruncir el ceño cuando dice algo que parece interesante, sonreír … e incluso – en casos muy extremos – llorar. ¡El chat me había cortado las alas!
Pronto dejé el mIRC y todos estos programas de chateo. Retirado del chateo a la tierna edad de 15 años, me dediqué a pulir mis habilidades floridas y versos que nunca entregué. Aunque mis amigos siguieron goleándose a cuanta flaca pasó por cada cabina de Internet, en cada esquina, en cada rincón. Su vida sexual aumentó en línea, mientras que yo me quedé estancado en mi primera enamorada/beso/vez… pero tenía mis escapadas en todas aquellas nenas que habían sido dejadas de lado por los vicios que acarrea el gileo electrónico: buscar PORNO.
¿Cómo acabó todo?
Mis patas terminaron con un brazo derecho tremendamente desarrollado. Yo… bien cansado.
PD: Los que me visitan buscando más cosas sobre sexo, mejor vayan a http://www.mojadita.blogspot.com/ . Ella es especialista en el arte de provocar onanismo en sus lectores.
(1) Término de mi propiedad que Carmendelly utiliza mucho. Ya te voy a comenzar a cobrar regalías, caray.
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