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jueves, setiembre 28, 2006

Nuestro nidito de amor - Parte II

Intenté deslizar mi cetáceo cuerpo dentro de su endeble armario, pero la inmensa cantidad de ropa que tenía adentro me tiraba hacia fuera. Los pasos se acercaban cada vez más y más. Ya podía sentir la marca de las suelas de la caterpillar de su viejo en mi mejilla…

- Entonces, métete debajo de la cama – me dijo.

Abrí mis ojos de forma tan grande, intentando emular a un gato a punto de ser mordido por un perro. No quería entrar ahí. Le tengo pánico a las cucas.

- Oye. No hay cucarachas. Ni que fuera cochina – aclaró.

¡Haberlo dicho antes, cojuda! ¡Hace rato que me hubiera metido!

Intenté razonar por un breve instante.

- ¿Y si le decimos la verdad? – musité, intentando esbozar una sonrisa en mi cara.

Ella me miró con cara de que estuviera yo hablando tonterías de nuevo. Muy linda e irónica, se echó en la cama y me dijo:

- Sabes que me muevo mucho en la cama de noche… y que soy muy majadera.

Hizo una pausa breve.

- No te conviene.

Obvio. Me conocía muy bien. Sabe que no le entraba a juegos de celosía y esas cosas. Prefiero quedar estéril antes que ella me la corte, como Lorena Bobbit, en un ataque de celos sólo por mirarle el inocente trasero de una muchacha cualquiera, de buen ver, de manera furtiva.

“¡Caray!” pensé. “¡Ni de a vainas!”

Tuve que enfrentar mis miedos. Aunque ya sabía que no habían cucarachas en su cuarto, igual tenía miedo. Estos bichitos pululan en las oscuridades, en los rincones más recónditos de los cuartos de las personas. Salen de noche a darse un paseo por los labios de las personas de sueño pesado y luego se van a dar un festín a los tachos de los baños. Y pensar que uno de esos asquerosos animales podría estar ahí sin saberlo… y su cuarto estaba tan cerca al jardín, de donde pueden entrar de manera más fácil…

¡AG!

Apenas sentí que la mano de su viejo tocó la perilla de la puerta, todo se volvió borroso. Adquirí de manera mágica el poder de Jenny, de “Mi Bella Genio”, y con un parpadeo ya estaba debajo de su cama, viendo la grandiosidad de aquellas botas, con una suela de 5 cms de duro jebe, dispuestas a patear el trasero de todo aquel que intente tomar la flor de la niña de sus ojos.

Pero bueno… esa flor ya había sido tomada hace mucho. Ese “jardín” ya estaba casi tan transitado como el Parque Universitario.

Igual. Yo fui uno de los primeros en enterarme. Pero, como siempre, el cachudo es el último. En este caso, su padre pensaba que ella era pura, virgen (JAH!) e inmaculada. Que en las profundidades de su ser aún no había corrido ninguna célula de cabeza ovalada y cola larguísima, en búsqueda de una metamorfosis antropomórfica. En otras palabras, que nadie se la había follado a lo Tarzán.

Sentía cómo ella temblaba. El olor a media, abajo donde yo estaba, era insoportable. Encontré un calzón, por suerte, limpio. También un par de calzas de colegio que supongo que tenían unos cuantos meses ahí. Supongo que eran azules… pero cómo olían… ¡POF!

Su voz gravísima invadió el cuarto y me llenó de terror cuando saludó a su hijita.

- ¿Qué has estado haciendo? – inquirió, como si supiera que algo andaba mal…
- Nada, papi – respondió ella, con voz endeble.

Dio unos cuantos pasos alrededor de la cama, poniéndose en el rango de mi visión. Yo no me podía mover ni un milímetro. Casi ni podía respirar… por el miedo y por la peste.

- Aquí hay algo muy extraño. – dijo de manera sospechosa - ¿Por qué estás con tu pijama tan temprano?

¡Soba negra! Si hubiéramos estado jugando “matagente”, ella estuviera ahorita con pellejo y hueso. Pero, inteligentemente hizo un “kechi” al responderle:

- Es que no tenía nada que ponerme, papi. Además, ya no voy a salir. Entonces, ¿por qué voy a ensuciar algo? Así nos ahorramos detergente y agua…

¡Zas! Se había agarrado como un pitbull de la gran debilidad del viejo ese: el dinero. El era más duro que Oscar Ibáñez al momento de pagar una parrillada. Cuando le hablaban de plata, se ponía también más lisuriento que Dennys Falvi, quien curiosamente fue uno de sus grandes amigos.

Al parecer, todo iba bien. El padre se sentó en la cama, aplastando con su pesado trasero el colchón y este contra mi espalda, causándome problemas para respirar. No podía moverme, porque me delataría y de ahí… estoy muy seguro que no estaría escribiendo estas líneas.

Estuvieron un gran rato conversando. Hablaban de la vida, de lo que el esperaba de ella cuando saliera del colegio e ingresara a la universidad… de sexo … que no quería que ningún hombre la tocara antes del matrimonio…

Si supiera el pobre hombre de cuántos fuimos, entonces muchos seríamos gays para no afectarle…

De repente ocurrió algo inesperado. Se le cayó el lapicero al piso.
- No te preocupes, hijita. Yo lo recojo.

¡Por dios! ¡No lo hagas, maldita sea! ¡Si todo iba tan bien! ¡Prometo que me voy a casar con ella si la saco embarazada! ¡No importa! ¡Pero no me la cortes! ¡Me caso! ¡La puta madre…!

Esas y más frases inintengibles pasaron por mi mente mientras sentía cómo su enorme trasero se levantaba, aliviando la presión de mi espalda y dejándome aspirar un poco de aire viciado de olor de media cochina. Casi toso, pero por suerte, me aguanté. Comencé a temblar y a convulsionar un poco… por la tos.

Vi todo en cámara lenta. Sus pies rotaron y una pesada rodilla cayó al piso. Por el filo de la parrilla, al voltear mi cabeza, pude ver un pedazo de su gigantesca panza rebozar un poco el borde y hacerse visible para mis ojos. Su pesada mano se apoyó en el piso para poder equilibrar las toneladas de peso y no volcarse como un volquete.

Vi sus patillas. Vi su fuerte mandíbula masticar furiosamente chicle de nicotina. Sus enormes cachetes, aunados con su larga nariz, lo hacían verse como un tapir al momento de buscar a su presa y asesinarla. Y yo era esa enclenque presa.

Cerré los ojos fuertemente, esperando el grito de furia, su enorme mano aprisionando mi cuello, sintiendo las futuras patadas y viéndome yo en un futuro casado con esta chica… a los 16 años.

“Quizá compraré un terno morado, para que combine con los moretones”, pensé. “¿Se podrá usar lentes oscuros en la iglesia?” “¿Podré pintarme en las suelas de mis zapatos: “Help Me”?”

- ¡Ajá! ¡Con que aquí estabas! – vociferó su padre.

“¡Santo Niño de Atocha, ayúdame!”, grité en mi mente.

viernes, setiembre 22, 2006

Nuestro nidito de amor - Parte I

- ¡Vístete, ya vienen mis papás!

Frase muy usada por aquellas "niñas de su casa" que no quieren que sus padres se enteren que está teniendo relaciones prematrimoniales. Sobre todo en su caso, ya que venía de una familia excesivamente puritana. Quizá por eso, por esas presiones sociales que le impedían desarrollarse como una persona normal, conforme con lo que sus pensamientos e inestables emociones deseaban, la obligó a lanzarse sobre mi, un incauto muchacho de dieciséis años, que estaba a punto de terminar el colegio.

El dulce ronroneo de la Ford Explorer XT 98 se acercó a la entrada de la casa. Ella, de un salto, cruzó por los aires la cama y apagó las luces de su cuarto.

-Tonta, ya son casi las seis. ¿Para qué apagas las luces? – le regañé.

Se quedó parada mirandome en la oscuridad. Se pasó de inocente…

- Rápido, ayúdame a tender la cama. – me dijo mientras buscaba en su cómoda unos pijamas limpios.
- ¿No crees primero que debería cambiarme … para irme? – le dije irónicamente… para intentar amenizar la situación.

Algo medianamente blando chocó a toda velocidad contra mi cara al terminar de pronunciar la frase.

- No hables, sólo cámbiate. – me dijo rápidamente.
- ¿Y la cama? – el más cachoso…
- ¡Cámbiate carajo, que mi viejo te va a castrar!

No le hice caso, porque estaba pensando en cómo iba a salir de esta. Me puse rápidamente mi camisa de colegio y la ropa interior. Pero luego interioricé la respuesta y… pensándolo bien… ¡si lo podría hacer!

- ¡Apúrate! Tus pantalones están debajo de la cama. Pero ten cuidado ... hay cucarachas.

¿Qué tipo de chica viene a decirme – en esa situación – que hay cucas en su cuarto? ¡Por la gran flauta!

- ¿Me lo vienes a decir ahora? - le dije, algo indignado, pero mas bien asustado - ¡Sabes que les tengo pánico!

Terminó de colocarse el brassiere, que con las justas alcanzaba a formar un poco sus nacientes senos. Me miró con sus profundos ojos azules y me dijo:

- Idiota. Hablas huevadas. Pero igual te quiero.

Luego, como siempre, me sonrió. Con eso, hasta sus posteriores infidelidades parecían un juego de niña inocente.

Me tomó unos minutos armarme de valor para meter mi mano debajo de su cama y otros cuantos sacudirlo, para evitar alguna sorpresa mayor después.

Pero, fue muy tarde. Sus padres ya estaban en la puerta.

- ¡Mierda! ¡La bicicleta!

Recuerden mi consejo, mis queridos jóvenes vasófilos: Nunca, pero nunca, dejen pruebas de su existencia en la casa de los padres de su señorita enamorada … claro está, si ellos son del tipo más común que exite: los celosos.

- ¡Te dije que la pusieras en la cochera! – me regañó la niña.
- ¿Y si abrían la puerta? Te dije que mejor la escondía detrás de los rosales de la puerta.

Ella entró en crisis. Se quedó paralizada del miedo. Obviamente, ella sabía lo que se le venía encima.

Su padre iba a entrar. Me iba a encontrar a mi, semidesnudo. El olor a sexo invadía todo el cuarto. Ella, medio vestida, intentaría defenderse, echándome toda la culpa. Esa es la clásica. Yo también me defendería antes que el intente romperme la cara a patadas, mientras que su madre se desmayaría y luego, pasado el trauma, llamaría al Padre Martín para hacerle una exorcización. Posiblemente seguiría la UNIFE, una prueba de embarazo y … quizá un posible matrimonio con el chico más estúpido que pudo haber encontrado.

Todo eso se podía leer en su cara. Yo sólo era un ave de paso y para mi ella era … bueno … una amiga cariñosa. Nunca iría a resultar. Pero, como dice el refrán: “En tiempos de guerra, todo hueco es trinchera”. Y ahora, estábamos a punto de recibir una bomba nuclear por nuestra audacia.

Intentó voltearse hacia mi, que estaba tendiendo la cama como si nada estuviera pasando.

- Pavaza, no he traido bicicleta. – le dije en voz baja, tratando de aguantarme la risa.

Estaba a punto de darme un soberano grito, cuando escuchó la puerta abrirse. Ambos nos quedamos petrificados en nuestros sitios, cuando los pasos de su padre sonaban cada vez más fuerte, acercándose a la puerta del efímero “nidito de amor” de su hijita, su nena, la niña de sus ojos, su virgencita, la flor de su vida…

Ella estaba media vestida. Yo, por suerte, ya estaba uniformado, pero igual, muy asustado.

Esos segundos fueron eternos. Esos pasos retumbaban en mi mente. Pronto estaría muerto. Y no habría entrado a la universidad. Por mi mente, rondaban las siguientes preguntas: “¿Cabré en el armario?” “¿Puedo aducir locura mental?” “¿Habré usado condón?”

- ¡Pronto, métete en el armario! - me susurró furiosamente.

Charlie no debió morir...

Hoy me vi al espejo, como todos los días, para tratar de emparejar mi subversiva barba rojiza, mientras pensaba en todo lo que tengo que hacer el día de hoy: Ir a la universidad, comer, escribir en mi blog, ver a mi flaca, volver a comer, dormir y tratar de conquistar el mundo. Mientras pasaba la rasuradora automática por mis gordos cachetes blancos, pude ver en mis ojos marrones alguien atrapado, pidiendo auxilio a gritos.

Me pareció recontra extraño. Al menos que de tanto parar con Hans me esté drogando sin saberlo o que paro mucho con mi viejita pegando sus trabajos con telokal y paro absorviendo su adictivo aroma, podría quizá justificarse esa visión.

Apagué la máquina y me acerqué para ver mejor.

En mi iris estaba yo. Mi antiguo yo. Mi otra personalidad. Aquel "Charlie" que terminó de morir en el verano del 2004. Aquel que tanto me hizo daño... el que no me debaja progresar.

Ya he hablado de el en otras ocasiones, durante mi estrepitosa crisis de existencialismo en julio de este año. Quizá es una bipolaridad, porque somos altamente distintos.

Para ser sincero, la careta es muy frágil. Quienes me conocen, lo saben. Quienes no, caen fácilmente en diferenciarlos. Por eso, fui inestable. Por eso pudieron jugar conmigo.

Por eso, y por muchas cosas más, hace dos años lo terminé de matar. Y, para serles sincero, no estoy arrepentido. Me ha ido mucho mejor. Gracias a esto, pude convertirme en lo que soy ahora: un chico centrado, maduro, simple y, para muchos, raro. Raro porque no reacciono como quiere la gente.

No me duelen los funerales. ¡Mejor, que se mueran! Así ya no sufren más. Odio a los Estados Unidos, porque son unas parias que piensan que el mundo es suyo. No le compro caramelos a los niños que se mueren por venderlos en las combis, porque se muy bien que esa plata no irá para ellos, sino que sus padres se la llevarán en peso para chupar.

Odio al peruano mediocre.

Odio a las chicas que dicen: "me quiero casar contigo" cuando sólo conocen al pata por menos de 5 meses... y también a los patas cojinovas que prometen lo mismo.

Odio la música cursi. Odio a las mujeres, porque se comportan de manera tal que cualquier hombre con un IQ superior a 140 puede aprovecharse de ellas. Y odio a los hombres que hacen lo mismo. Y odio a sus padres, que les enseñaron a ser como son. Mas puros son los instintos tribales ... ahí eramos felices todos.

Odio a las personas que piensan que el mundo gira alrededor de ellos, porque su falta de autoestima e inseguridad minarán todo su trayecto y morirán solos y abandonados a su suerte ... y por su propia culpa.

No le regalo rosas a mi enamorada, al menos que sea necesario. No la llevo al cine, porque me parece muy caro y un comportamiento socialmente aprendido, justificado como: "Todos los enamorados lo hacen, ergo tu también lo debes hacer". No le digo "amor" ni me llevo muy bien con su padres, por ser como soy. ¡Y aún así me aguanta!

Odio la política, porque se aprovechan de la gente estúpida que vota. En la primera voté por Lourdes, porque me di cuenta que los "concientes" de Valentín pensaron con el corazón y fregaron al Perú, ya que luego vino "Caballo Loco". Voté por Alan en la segunda vuelta, marcando con la boca, para no ensuciarme las manos. Y ahora, esta sabe a mierda.

Odio a los peruanos mediocres, que según las estadísticas de Apoyo superan el 80% de la nación. Y odio a los que no los guían bien. Odio a sus profesores, porque no están preparados y enseñan huevadas. Todos los alumnos repiten los mismos temas desde 3ro a 6to de primaria, porque si no pasan ... ¡repiten de año! ... ¡EL HORROR! ... Bruto de mierda, pues.

Odio a los católicos, porque creen en un librito de cuentos más violado que Natalia Kampush por CarloMagno, cuando invadió Roma y se coronó emperador y además, porque son falsos profetas de su religión. ¡Qué fácil es confesarse! ¡Qué fácil es arrodillarse ante una estampita o una acumulación de yeso y pedir, como si esa idea de diosito fuera faite!

Odio a los evangélicos, por ser los alqaedanos cristianos y por tener un complejo de inferioridad tan grande que se creen una especie de milicia y obligan a otras personas a convertirse, bajo amenaza de irse a un lugar cálido lleno de azufre llamado "infierno". ¡Y hay gente estúpida que les cree! También a todas las sectas.

¿Por qué los seres humanos nos matamos por ideas tan estúpidas?

¿Por qué somos tan estúpidos?

¿Por qué nos parece más importante el perreo chacalonero que hacer algo por nuestra nación?

Odio a todo el mundo y me odio a mi mismo... porque me he dado cuenta, hoy... que definitivamente aún sigo pagando mis culpas. Porque no debí dejarme matar por mi otro yo. Ni yo tampoco debí haberlo matado.

Charlie no debió morir... pero si estuviera vivo, ambos estuvieramos muertos.

Mientras terminaba de afeitarme, pensé. ¿Cuándo empezó su larga muerte? ¿Qué me llevó a convertirme en este mounstro insensible que soy ahora?

jueves, setiembre 21, 2006

Aclaraciones pertinentes...

Me parece muy graciosos los comentarios que he recibido por mi último post. Lo digo porque muchos de ellos son desde infundados hasta hilarantes. Para muchas personas, el arte de escribir en segunda persona se refiere a una especie de metadiálogo entre el autor y el receptor. Para efectos de este blog, lo hago porque me estoy dirigiendo hacia una gran masa.

Pensé que cualquier comunicador o estudiante de comunicaciones entendería que, por efectos narrativos, una audiencia tan grande, como es la blogósfera, es altamente heterogénea. Aquí recibimos diariamente más de 200 hits y 450 leídas (que es muy poco, pero que por algo le vamos).

Pero ... ¡oh, coincidencia! Hay muchos que se sintieron identificados. Y yo escribí ese post porque justo una amiga me pidió expresamente que escribiera sobre su tema porque sufre mucho con lo que le está pasando y cree que muchas personas pueden aprender de ello. La temática fue, en resumen, la siguiente: "Aprende a respetar tus decisiones propias y valórate como persona".

Si lo tomaron fuerte, pues ... ¡qué pena! No fue mi intención. Pero si te has sentido identificada de tal forma que llegues al insulto, pues ... estamos mal.

Ergo, le respondo a las siguientes personas:

Carla Tello
Ángela Carrasco
Daniel Chávez
Lorena Silva

lo siguiente:

"Si te molestó, pues lo siento. Pero, a amenazas, no respondo."

martes, setiembre 19, 2006

Indecisiones emblemáticas... ja, ja.

Si hay algo que no puedo soportar más que el reggaetón y sus aficionados, es la gente que no se supera a si misma cada día. Es decir, como todos los días tenemos que tomar decisiones que afectarán nuestras vidas por un buen tiempo, son pocas las personas que tienen los huevos o las tetas bien puestas para decir: "Me voy a quedar con mi decisión, aunque me duela".

Este es justo el caso de una amiga, autora de un blog. Quizá ella se pregunte por qué me animo ahora a escribir sobre ella. Yo le respondo: "Porque tu caso es... emblemático."

El emblema de esta historia es la inestabilidad. Aunque de por si, por biología pura, las mujeres tienen un dispositivo hormonal que cambia periódica y constantemente cada mes, los hombres no lo tenemos. Los hombres que son inestables son porque han adquirido esa conducta por imitación o porque simplmemente son unas nenas con algo que le cuelga entre las piernas.

Ojo al piojo: no es que yo sea machista ni nada por el estilo. Para nada. Yo soy bien pro-mujeres. Cada vez que puedo le aconsejo a una amiga, a pedido obviamente, que los hombres no siempre somos príncipes azules que buscan llenar el vacío social y afectivo que ellas mismas se provocan y que intentan rellenarlo con un vibrador o con un homínido del sexo masculino.

Yo sólo les hago una pregunta a todas, sin ánimos de ofender:

¿Por qué hay algunas de ustedes que no mantienen sus decisiones?

¿Por qué hay chicas que simplemente sucumben ante el temor de "quedarse solteras", cuando tienen toda una vida por delante?

Según Emilce Dio Bleichmar, esto se llama "temor a la soledad" y "anulación del deseo sexual". Recomiendo altametne su lectura.

No quiero explayarme mucho, pero sólo les digo esto: No todo lo que decimos es verdad. El hombre, de por si es un animal que busca el camino más fácil de recorrer para obtener lo que queremos. Si sabemos apretar los botones para que las chicas - hablando crudamente - abran las piernas ... ¡lo haremos!

Por eso. Tu. La que me lees y estás ahora indignada. No te diré nada. Pero eso es NO SABERSE RESPETAR. Y como dije en el primer párrafo ... para mi esas personas no son seres humanos: son un poco peor que un escarabajo del estiércol.

Si no te respetas, nadie ... NADIE ... te respetará.

La religión me persigue... pero yo soy más rápido


El día de hoy terminó - por fin - mi experiencia como profesor en un pichiruche colegio evangélico llamado C.L.C. Es un colegio de por ahí que queda por un lugar de Lima, del cual, por ahora, no quiero acordarme. Ojo, que no estoy escribiendo de bilis... pero a mi me causó mucha gracia estar ahí.

Lo digo porque no me había dado cuenta que en realidad pueden existir gente aún más cerrada que los católicos fundamentalistas. Es decir, los curas. No tengo nada contra ellos, total es su decisión. Para mi, personalmente, no me cabe en la cabeza creer en algo que no veo y, sobre todo, que me consta que no tienen NINGÚN sustento tangible. En otras palabras... pruebas, flaco, pruebas.

Ingresé ahí por, según ellos, por obra y gracia del Espíritu Santo. Ustedes saben, la palomita con la rama de olivo, que de seguro estaba haciendo su nido, pero ... ¡ahí ta el simbolismo!

Entré para reemplazar a una profesora que no me advirtió de una cosa: eran evangélicos. En mi ignorancia pura sobre los sucesos religiosos, porque para mi no son más que un lindo libro de cuentos tergiverzados para mantener a algunos viviendo a costa de otros, yo pensaba que eran la misma vaina que los católicos: que tenían su pecado-card, el cual vaciaban cuando la culpa infringida era manipulada para que ellos vayan a una construcción de ladrillo con un montón de ventanas coloridas a hacer reverencias a algo que se asemeja a una "T" grandota, en donde se ve a un tipo que en verdad era hardcore.

No dije nada. Total, pensé que eran lo mismo. Pero las cosas cambiado súbitamente cuando la directora de dicho "centro educativo" (o al menos emulaba serlo) me explicó que los evangélicos eran aún más fundamentalistas que los católicos.

Yo pensé: "¿Qué, se podía aún más?".

No le tomé importancia. Total, yo soy agnóstico a toda honra. No creo en la cienciología y patrañas por el estilo. Yo solo vivo bien, sin hacer daño a nadie.

Pero ésta gente tenía otros planes para mi.

El tiempo transcurrió sencillamente. Yo asistía todos los martes a una sesión de adoctrinamiento, donde a la fuerza querían convertirme en uno de ellos. Iba por compromiso, pero ellos se empecinaban para hacerlo.

Se creían sabios. Creían fielmente cada palabra que decía la Biblia. Se vanagloriaban que ellos tenían un complejo de inferioridad tan grande que se asemejaban a un "granito de mostaza". He aquí algunas frases célebres:

  • Yo, en mi mente finita, no puedo pensar. Soy un ignorante. (Entonces, ¿cómo eras profe?)
  • Tenemos tres preceptos: debemos ser fieles a Cristo (si no, ¿te pega?), debemos ganar almas para Cristo (aaahh, osea que el resto de gente somos como una especie de Puntos Bonus) y debemos eliminar a todos los "demonios" del mundo (haciendo referencia a aquellos que, como Saulo, eran humanistas ... ¿qué sería de Gandhi entonces?)

Cada día que asistía era un verdadero calvario. El escuchar a los pobres niños repetir como loros dogmas que son altamente cuestionables, hasta el punto de convertirse en pequeños alqaedanos cristianos, llega al punto de ser realmente increíble. ¿Por qué dejan que enseñen este tipo de cosas? ¿Por qué no dejan que se desarrolle la mente humana?

Me he dado cuenta que Diosito, un gran enemigo mío, quiere atraparme por todos los medios. Hasta ahora sólo recibo ofertas para laborar en medios periodísticos evangélicos y/o de otra índole fanatista. Mi madre ya se ha vuelto una católica ferviente y yo he estudiado en un colegio religioso, como es el La Salle de Lima.

Te lo digo en tu cara, Diosito: ¿Por qué no me dejas en paz?


viernes, setiembre 15, 2006

El último pío al son del reggaetón.

El perreo chacalonero sin duda ha creado un nuevo sistema de gileo a las féminas. Antes, en mis épocas, todo era muy distinto.

Existía algo que se llamaba la "tela de la impunidad", que era aquella cosa invisible que separaba todas las fiestas en dos bandos antagónicos. Las mujeres iban en grupos de a cinco, siempre moviéndose en círculos, cuchicheando en no se que idioma inintengible, al unísono de las risas coquetas y las miradas furtivas.

Mientras tanto, los hombres, bien puestos en nuestro papel de hombres machos cabríos - aunque muchos no gozábamos del privilegio del bozo afeitado - y las mirábamos, haciéndoles señas o saludos y actuando como pingüinos: empujando al más cojinova hacia el grupo de las féminas a ver si lo destrozaban o si no.

En el momento del baile era todo algo sublime: la música lenta, rítmica, a dos metros de distancia (lo único malo), mientras que ambos se movían al son de ella. Ellas miraba a sus amigas bailar mientras que los machos se reían de las pavadas (llámese movimientos audaces del innato bailarín del grupo) de los otros. Después del baile, ya habiéndose roto el tremendo témpano que se había formado, ya los grupos se integraban. Cinco o siete danzas después, esa "tela" ya se había esfumado. La amistad y los posibles prospectos ya habían nacido.

Esto sucedía en el colegio mixto donde antes estudiaba, antes de volver a la Lima más cagona del mundo.

Inclusive, luego me vine a enterar, que este mismo proceso se había dado entre mis compañeros de mi promoción. Igual existían los mismos caracteres, las mismas disposiciones sociales... en fin. Las chicas, en todos lados, al parecer eran iguales.

En mi estúpida mente pensé que esto no habría cambiado cuando, luego de tres años sin ir a ningún evento festivo (por motivos laborales o de severa flojeritis) , fuí a la reunión de los quince años de la hermana menor de uno de mis más entrañables patas de la universidad.

Fui con todas las expectativas de encontrarme con lo mismo de antes. Total, iban gente de mi generación que, aunque emparejada, habían pasado por el mismo proceso. Yo andaba sin enamorada presente, porque en esos tiempos ella estaba en Japón en su tour mundial. (No es que ella sea modelo, es que todos los años le sale un viaje a algún lugar donde se haya realizado un mundial) Las ganas de bailar me recorrían el cuerpo.

Al ver la caras de los chibolos de entre 13 y 15 me dio risa. Con el bozo delgado y sin afeitar, bien a la corvina, con un terno que les bailaba y siempre en los mismos grupos. Las niñas, con el cuerpo en pleno desarrollo, maquilladas según lo que disponía la revista "Tu", tratando de ocultar los barritos que le salieron en la mañana y con el vestido bien escotado ... ¿qué habrán querido mostrar, que no se les notaba?

"Bueno - pensé - así hemos sido todos".

Pasada la ceremonia, en el cual mi pata hizo de chambelán, nos sentamos a esperar el combo y el respectivo baile. Yo, como siempre, intento pensar bien de las personas, pensé que, como es una ocasión que se vive una sola vez, pasarían un poco de música decente. Osea, CERO REGGAETÓN. ¿Se nota la bilis con la que lo escribo?

Mis oídos se reventaron cuando escuché: "Reviéntale el buche, ¡TOMA!" y me quise quedar ciego cuando vi a todos los chibolitos en pleno "punteo pendular".

¿Qué diántres es el "punteo pendular"?

Según el Diccionario Oficial de mi cabeza:

Punteo pendular: s. Llámese al paso de baile en el cual el macho se situa detrás de la hembra, le hace una llave de sujetación cavernícola a la altura de la cintura, junta la pelvis prepúber con las endebles nalgas de la hembra y oscilan de izquierda a derecha al son de sonidos pre-tribales, causando la sensación de placer. Sinónimo: "Follar con ropa"

¡Pasumacho!

Y más aún con esa canción. ¿Reviéntale el buche? ¿Destrózale el hígado? ¿Rómpele la molleja?

¿Qué es eso? ¿La flaca es un pollo? ¿Los boricuas tienen un fetiche con las aves de corral? ¡Pucha, deben tener un orgasmo cuando comen un pollito a la brasa!

¡Qué feo debe ser ese último pío!

domingo, setiembre 10, 2006

¿Sexo? ... No, gracias

Ed: Sex, Frank?
Frank: Uh, no, not right now, Ed. We've got work to do.
Lt. Frank Drebin, Police Squad to Captain Ed Hocken

Esta frase impresionante hecha por uno de los comediantes más grandes a los que he podido ver en The Naked Gun y Drácula, Dead but Happy es hecha por el increíble Leslie Nielsen con su personaje más popular: el teniente Frank Drebin.

Hace unos días pude ver The Naked Gun 2 1/2: The Smell of Fear en el canal 50 y se me quedó esta frase porque no podía dejar de reírme de la ironía que ésta acarreaba.

En fin.

Hablando de estas cosas, vemos que, en otros blogs amigos como Mojadita, las mil y una noches de Valeria o Crónicas Vividas, que este tema, al parecer... tiene su jale.

"¡Obviamente!" me grita el público, mi querida audiencia "blogofílica". ¿A quién no le interesa saber la última encamada del prójimo?

A mi si. Sobre todo si no la conozco.

Como me comentó alguna vez un amigo, estos temas sirven de mucho para aquellos muchachos que, por cuestiones de la vida, no han tenido un encuentro cercano del tipo sexual con nadie. A lo mucho, su hermana lo ha visto calato en la ducha cuando eran niños. Pero, para estos TTF (Tipos Totalmente Fracasados, usando la terminología de Neil Strauss en "El Método"), justamente sirven este tipo de historias.

Leyendo a la Sex Ragazza, una huancaína que, según ella, muchos quieren ponerle la crema a su papa, me di cuenta de que las cuestiones sexuales tienen mayor arraigo en gente de su propio sexo. Osea... por lo menos, según mi experiencia y preguntándole a los amigos, leer sobre la vida sexual de otros es... intrigante y excitante.

Leí los post de la pérdida de la virginidad de Valeria, con su holandés, creo. Les recomiendo esta historia en cuatro partes donde ella termina en cuatro. Pero, quitándole toda la carga emocional sobre "si me quiere o no me quiere", el sexo viene a ser el hecho más común de la humanidad.

Lo vemos en todas partes. En la publicidad (¡cómo odio a los publicistas), en los paraderos del micro, en los perros de dos pisos, en la música (véase el perreo), en el baile (véase el perreo chacalonero, lo más inmundo y falto-de-neuronas que existe), en Educación Sexual, en la Constitución y hasta en las campañas políticas.

Ahora, mis queridos blogófilos, el placer sexual electrónico, la literatura del cybersexo, llegó a la blogósfera.



Me viene a la mente lo que me contó la autora de "Escribiendo sólo para mi":


- ¿Qué, Charlie... el sexo no es lo bacán en una relación?

Su pregunta me olió a virginidad. Hice una encuesta flash entre mis contactos del MSN y casi todos me dijeron que si.

¿Qué, entonces soy anormal?

Mi respuesta fue algo que sonará patético y digno de haberse escuchado en una madre puritana:

- ¿De qué sirve el sexo si no quieres la otra persona?

¡Más cucufata no podría ser la respuesta!

Pero, ¿quién soy yo para juzgar los hábitos sexuales de otras personas? ¿Qué me da la autoridad moral de decirlo?

Yo perdí mi "virginidad" - si eso existe en los hombres - a los 11 años con una chica de 13, que prácticamente me utilizó para "ver cómo era". La copulada fue torpe. Las sábanas terminaron manchadas de sangre y no duró mucho.

El 70% de hombres, en su primera "campeonada", no duran lo que durarían después. Obviamente, a la segunda vez, en la misma noche, fue mucho mejor. Y así, fui campeonando hasta llegar a los estándares que se piden de un hombre (muy arbitrarios por si acaso).

Muchos hombres dicen que "la tienen como un burro en primavera". O tienen un carrazo. Pista para las muchachas incrédulas: A carro más grande, pene más pequeño. ¡Es una verdad científica! ¿Por qué creen que los asiáticos tienen tremendas cañazas? ¡Porque en la tabla de "pen-alidades" estan en el último lugar! Se la pelean con los chilenos, ya que la regla marca entre 1,5 o 2,22 cms en promedio.


¡Caray! ¡Eso debería ser calificado como un indicio de ser inválido! ¡A estos pobres hombres deberíamos cederles el asiento en los micros!

- Disculpe, ¿puede cederme el asiento? Tengo el pene minúsculo.

Y las chicas no se quedan atrás. Otra verdad urbana es que la belleza de una mujer es inversamente proporcional a la inteligencia. Es decir, a más bonita, más bruta. Y en la práctica, se nota. Las raras, las excepciones a la regla, como la Maric, son perseguidas y ergo muy putas. ¿Si o no, Paulita querida? ¡La puta, terminé hecho un alce canadiense!

Bien cierto, como cantan José y David Muñoz en "Ya no soy tu veneno": "Me envenenaste, sabiendo que a mi me picaba tu roce. Me acorralaste, aunque nadie lo note. Me enamoraste, aflojando el escote ... y me he queda'o engancha'o".

Muchos hemos sufrido estas cuestiones. En toda vida sexual de un hombre siempre encontraremos a la que nos utiliza para satisfacer su deseo carnal.


Por eso los puritanos llaman "hacer el amor" al acto sexual. Pero hay que tener en cuenta que en algo tienen razón.

En nuestra sociedad, encontrar una chica virgen a los 23 es una gloria. En verdad, os habéis encontrado una joya o que no ha sido encontrada o que en verdad tiene una formación romana del tipo casi evangélico. O, que es lo más común en estas rarezas, que tiene un sentido de respeto muy amplio hacia si misma.

El acto sexual se divide, según mi forma de ver a la manera más fría y calculadora posible, en un intercambio de bienes simbólicos. Si no me creen, pregúntenle a mi tío Nelson Manrique. El hombre entrega su tiempo, su plata y su atención y la mujer entrega su cuerpo. Llámenle tiempo a una relación de 8 años, plata a los regalos y presentes y atención a la ayuda caritativa que se le presta a la pareja cuando ésta está en problemas. Denle un par de reverencias ante una "T" grandota y ... NACIMOS NOSOTROS.

Simplificación del acto, en palabras de José Antonio del Busto: "El Amor es Sexo, pero revestido de cultura".

Por eso ... ¿sexo?

No gracias. Prefiero "hacer el amor".

sábado, setiembre 09, 2006

Mi mama... ¿terruca?

Hace algunas semanas vino a mi mente la historia añeja que me contó mi mamá de sus épocas rojimias durante la época de los años 70, cuando la cultura era algo que era lo suficientemente bueno para poder influir sobre las decisiones cotidianas de muchos de jóvenes contemporáneos con ella, que buscaban rebelarse contra el sistema operante pre-imperialista anti-yankee-que-mete-sus-narices-donde-no-le-importa.

Obviamente, que esta moda era también un modo de alienación, ya que las corrientes soviéticas pro-marxistas trovskianas venían de afuera y el régimen del "Cuco"Velazco tenía aprisionados todas las ideas, que ese momento eran liberales, y no generaban un desarrollo social pensante de la población en general.

En otras palabras, para ponerlo en cristiano, los alumnos universitarios en esos tiempos SI se preocupaban por su sociedad. Ahora están más interesados en la fiestita del sábado en el Hueco o en el Elo's, con su perreo y otras cojudeces más.

En fin, volviendo a la historia.

Mi vieja, abiertamente liberal de pensamiento, conjuntamente con mi viejo, asistían asiduamente a las reuniones "pro-proletariadistas", en donde, tras leer los libros de Mao Tse Tung y el iluminado - en esos tiempos- Karl Marx, aunados con su lacayo Trovsky, en donde ensalzaban la lucha de los trabajadores en pro de una remuneración más justa, en un fallido intento por el cual los laboristas tendrían un poder igualitario al que poseía el "magnate", al que se le caricaturizaba con un traje a rayas verde, barbón, fumando un puro cubano, con sombrero de copa y encendiéndolo con un billete de cien dólares.

Obviamente, Rockeffeller debió haber comprado sus derechos de autor a su caricatura, en algún momento.

Las reuniones clandestinas eran realizadas en un lugar apartado, donde sólo los que estaban inscritos en el partido podían asistir. Una contraseña les daba el acceso puro a las reuniones donde se daba rienda suelta a sus deseos - en el fondo buenos- de convertir esta podrida sociedad en algún lugar más justo, que permita el desarrollo total de las personas.

Mi mamá asistía a esas reuniones de manera asidua y sus opiniones sobre la revolución social pacífica no tenía mucho asidero en medio de estas personas de formación anarquista por necesidad. Ellos preferían más la revolución armada, tratando de emular a Vladimir Lenin y creyendo que el "Cuco" era alguna especie de un Romanov peruano.

Personalmente, a mi me hubiera gustado conocer a su Anastasia, que, según cuentan algunos profesores de carácter rojimio, estaba de muy buen puntaje.

La estructura dirigencial de estos partidos pre-subersivos era, en realidad, envidiable. Eran hechas por medio de "círculos", a los cuales sólo se accedía por medio de una invitación. Es decir, ellos seleccionaban a quiénes integrarían el "primer círculo", que era una especie de "cachimbado socialista", a los cuales podrían acceder los dirigentes estudiantiles de carácter rojo de las universidades más importantes de Lima; entre los cuales se encontraban mis progenitores.

Las habilidades interpersonales de mi querida madre, bachiller en psicología y luego licenciada en educación - no se escandalicen todavía -, llevaron a que ella sea rápidamente aceptada por los "camaradas" y vaya ascendiendo rápidamente del, al que yo domino, "círculo cachimbal" y fue ascendida al segundo círculo. Ahí aprendió un poco más de la doctrina socialista y fue ya objeto de la atención de la SINAMOS, al intervenir sus teléfonos, tantos de mi padre como de ella.

Mi padre, creo yo, que no sabía de estos eventos. Si es que lo sabía a totalidad, seguro ahora yo estaría en Ayacucho flameando una bandera roja, pero por suerte hubo una intervención "salvadora".

La carrera de mi madre en esta organización estaba en franco ascenso. Sus intervenciones pro-revolucionaras pacíficas tuvieron mayor acogida y rápidamente se convirtió en una lideresa nata de un sector de los "camarones". Por eso, la alta dirigencia, creo yo que el "cuarto círculo", ergo el máximo, le puso el ojo como una de sus posibles "altas camaradas”... a pesar de su petiza estatura.

Fue una de las primeras que recibió la invitación para ascender al "círculo de lavado de cerebro", el tercero, en el cual se le adoctrinaría aún más en los pensamientos de la revolución armada. Ergo, por seguridad propia, al más puro estilo "búfalo aprista", tenía que adquirir un sobrenombre, para proteger su propia identidad, la de su familia, y, por supuesto, la de su futuro esposo, mi padre.

Aquí hubo este evento que, para bien mío, generó un cambio de 180 grados en la historia de la nación.

Este es el salvador de la vida de mis hermanos y la mía... y posible culpable de la revolución armada.

Mi madre llegaba todos los días en la noche a su casa, después de su labores esclavistas en la ya inexistente cadena de supermercados "Tía", donde la trataron tan mal que de seguro ahí fue donde nacieron sus ideas socialistas.

Su padre, mi abuelo, un hombre de frente amplia que llegaba hasta la nuca, con cuatro pelos que adornaban su brillante cuero cabelludo, de voz gruesa y con una mano cuyos dedos parecían plátanos, en medio de la escalera que llevaba a su cuarto, se chocó con ella, haciéndole caer su mochila, ergo abriéndose y dejando a la luz aquellos “libros prohibidos” dentro de su casa.

Sus ojos se abrieron como platos al ver la cara de ese chino Mao, la frondosa baba de Marx, la amplísima frente de Lenin y sobre todo ese color “rojo”, unido a la hoz y el martillo de color “oro” que, en ese momento, se confundían con el fuego que salió de su boca para emitir ese salvador: “¡CARAJO!”, que, unido con un soberano sopapo “Urbina-nístico”, borró de la mente de mi subversiva madre aquellas ideas y la regresó al camino de este capitalismo pre-imperial que hoy ella y yo odiamos.

sábado, setiembre 02, 2006

Mensaje en una botella ... 2006 días después.

31 de mayo del 2005. Exactamente hace 2006 días.

Justo ese día fue jueves. Un día en el cual no hubo mucho sol. Raro para esa época. Pero, ¿ves cómo me acuerdo? Y siempre me decías que tenía memoria de goldfish. Ni creas. Sólo me acuerdo de las cosas importantes. ¿Por qué crees que me acuerdo de ti hasta ahora?

Increíble que ya haya pasado tanto tiempo.

Tengo en mis manos ahora esa foto que nos tomamos. Tus ojos siguen siendo los mismos. Tus iris siguen siendo profundos. ¿Me pudieras dar permiso de caerme de nuevo... sólo una vez más? Yo me dejo. Caigo como ... como fokker. ¿Te acuerdas?

Igual como en esos tiempos. Lo mismo. Incluso, hasta hoy, tengo la misma cara de imbecil.

Mantengo aún tu promesa. Ritmos tropicales, fuera. No los bailo con otra que no sea contigo. No tomo vino tinto si no es contigo. Acompañado con el rico asado que tu vieja solía hacer. Aunque el puré de la mía era mucho mejor. Hasta ahora te lo debo. Y te lo seguiré debiendo.

La tuya. Pero con cariño.

Dos mil seis días después, me he venido a enterar que andas de vuelta. Tu comitiva me contactó. Ni siquiera la reconocí. Se nota que la has tenido bien alimentada.

Me contó que andas igual. Los años no han pasado con nosotros. Aún te haces un plumero. Yo sigo de negro. Aunque ahora uso lentes ... y tu tienes ojos de muñeca. ¿Qué otra cosa podría ser, mas que sigues siendo la misma posera que eres ahora? ¡Cómo cambias, pelona!

¿Cuándo es nuestra revolución? En mi, ese sentimiento anticapitalista darkpunkeado antisistemático gótico está renaciendo con cada día que se acerca nuestro reencuentro. Y lo haremos todo, menos ... ya tu sabes.

Para ese tiempo yo ya me habré casado, si todo sigue tan bien como está hasta ahora, con la mujer que amo actualmente. Eso si no te lo pude prometer. Sabes que yo, en esas cuestiones, olvido rápido. Tu y la Maric me lo enseñaron. A punta de patadas.

Hablando de eso, gracias por quitarme lo cursi. A la otra ya se lo agradecí también, antes que se fuera a España. ¿Te enteraste? ¡Me invitó a su boda! Iba a ser el padrino, alucina. ¿Yo? ¿Padrino?

Al final, me lo perdí. Me quedé viendo el partido entre Cienciano y River, en el Monumental de Núñez, en diciembre del 2003. Quedó 3 a 3. Cuando llegué al aeropuerto, el Iberia ya había salido.

Hasta acá escucho tu hermosa y estruendosa risa. ¿Ves que sigo siendo el mismo idiota?

Como ves, aún mantengo la cuenta... ya que desde ese día que no he vuelto a oler tu cuello por detrás ... ni tu has escuchado mis tan mentados pensamientos desde el fondo de un vaso.

Faltan otros novecientos noventa y cuatro días.

Sabrás donde encontrarme.

Tu poeta-mercenario.

PD: ¿Por qué te lo publico aquí? He perdido tu dirección. Tu sabrás encontrarme. Recuerda ... soy un elefante en la sabana. Total... encuéntrame cuando cierres los ojos, ya que cuando yo lo hago, escucho tu voz decirme: "Idiota. Hablas tonterías. Pero igual, te quiero".

Volvemos a los cuentos

ADVERTENCIA
El creador de este blog comenzará a escribir cosas que posiblemente no te gusten ... o pensabas que no las había hecho ... o que quizá en mis cabales nunca me hubiera atrevido a hacerlo.
Recuerda una cosa:
Estos hechos ficticios están basados en hechos reales. Hechos que me pasaron. Cosas que siento.Hechos que posiblemente te he ocultado para llevar la fiesta en paz.
Ergo, explicaciones técnicas o acusaciones legales - porque posiblemente la haga alguien - por favor, referirlas al correo que tu ya sabes.
Sabes cómo me defenderé.

Feliz día del Blog ... recontra atrasado

Pues últimamente, en lo que concierne a la actualización de mis estúpidos pensamientos, no he tenido tiempo para pensarlos. Quizá es porque ahora, después de algunos meses de inactividad, he vuelto a ingresar a esta maquinaria capitalista que destruirá al mundo por unos cuantos pedazos de pulpa de color verde.

Ojo, el comunismo hace tiempo que ya fue, pero ... igual, tengo que vivir.

En fin.

No sé que es lo que tenga que decir. El día del blog pasó hace dos días, pero igual me daré el tiempo de escribir sobre estos cinco blogs que regularmente visito en búsqueda de alguna sonrisa ... o quizá producir algunos litros de bilis dentro de mi.

Para todos los bloggeros, un saludo cordial recontra atrasado, de vuestro futuro colega periodista.

He aquí mi lista. El TOP 5 del Vaso:

El Tío Juan
Creado por mi estimado profesor Juan Gargurevich, en donde se dedica a escribir sobre sus experiencias pasadas dentro del periodismo y observaciones perspicaces sobre algunas cosas que en realidad a muchos se nos pasan de largo. Para decir verdad, aunque su frecuencia de actualización es algo longeva, como sus canas, cuando escribe lo hace bien. Recomiendo leer, si es que lo tienen, "Lo mejor de Cucú Press"... algo como el British Uñero.
Partido Honestidad Arrolladora (PHA)

Modesto eres tú. Modesto soy yo. Modesto somos todos. Ya tu ve.

Debo reconocer que don Modesto me ganó en esta idea. Yo tengo el mismo afiche dibujado, pero con chanchos... pero el me ganó la primicia. Para mi, fue un gran animador de la época electoral, con sus programas analíticos burlescos, pero con mucha razón, como son la TOBI, GAVI, el MEMO y la famosísima YAFUE.

Recomiendo altamente su lectura. Gracias, Modesto Barrios, por firmar todos tus goles. Comparto contigo la moción para nacionalizar a los jugadores extranjeros buenos en tiempo récord. Total, ya lo hizo Velazco con Quiroga... Yo voto por tí para la Alcaldía de Lima.
Liberemos a Giuliana Llamoja
(Poetas y Violetas)


Muchas personas piensan que la justicia debe alcanzar para todos. Pero aún dentro, por más pecado o falta que alguien haya cometido, sigue siendo una persona. No puedo decir más. Ver para creer. Porque algo que dice mi buen amigo, el Interventor: "TODOS SOMOS CAPACES DE MATAR". Es algo que está en nuestra naturaleza.
Antes de generar bilis, pregúntate a tí mismo: Si alguien te lanza un cuchillo y temes por tu vida, ¿no te vas a defender?
Eso es algo que la mierda de periodistas que hay, de la cual yo lucho por salir a pesar de ser estudiante de esta profesión, no entiende. Sólo les importa vender periódicos. Como diría mi profesora Patricia del Río: "¡Que pongan una panadería!".
En realidad, esos son los tres que más visito.
Ultimamente mi tiempo no me ha permitido revisar más.
Completaré esta lista en otra ocasión.