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martes, setiembre 19, 2006

La religión me persigue... pero yo soy más rápido


El día de hoy terminó - por fin - mi experiencia como profesor en un pichiruche colegio evangélico llamado C.L.C. Es un colegio de por ahí que queda por un lugar de Lima, del cual, por ahora, no quiero acordarme. Ojo, que no estoy escribiendo de bilis... pero a mi me causó mucha gracia estar ahí.

Lo digo porque no me había dado cuenta que en realidad pueden existir gente aún más cerrada que los católicos fundamentalistas. Es decir, los curas. No tengo nada contra ellos, total es su decisión. Para mi, personalmente, no me cabe en la cabeza creer en algo que no veo y, sobre todo, que me consta que no tienen NINGÚN sustento tangible. En otras palabras... pruebas, flaco, pruebas.

Ingresé ahí por, según ellos, por obra y gracia del Espíritu Santo. Ustedes saben, la palomita con la rama de olivo, que de seguro estaba haciendo su nido, pero ... ¡ahí ta el simbolismo!

Entré para reemplazar a una profesora que no me advirtió de una cosa: eran evangélicos. En mi ignorancia pura sobre los sucesos religiosos, porque para mi no son más que un lindo libro de cuentos tergiverzados para mantener a algunos viviendo a costa de otros, yo pensaba que eran la misma vaina que los católicos: que tenían su pecado-card, el cual vaciaban cuando la culpa infringida era manipulada para que ellos vayan a una construcción de ladrillo con un montón de ventanas coloridas a hacer reverencias a algo que se asemeja a una "T" grandota, en donde se ve a un tipo que en verdad era hardcore.

No dije nada. Total, pensé que eran lo mismo. Pero las cosas cambiado súbitamente cuando la directora de dicho "centro educativo" (o al menos emulaba serlo) me explicó que los evangélicos eran aún más fundamentalistas que los católicos.

Yo pensé: "¿Qué, se podía aún más?".

No le tomé importancia. Total, yo soy agnóstico a toda honra. No creo en la cienciología y patrañas por el estilo. Yo solo vivo bien, sin hacer daño a nadie.

Pero ésta gente tenía otros planes para mi.

El tiempo transcurrió sencillamente. Yo asistía todos los martes a una sesión de adoctrinamiento, donde a la fuerza querían convertirme en uno de ellos. Iba por compromiso, pero ellos se empecinaban para hacerlo.

Se creían sabios. Creían fielmente cada palabra que decía la Biblia. Se vanagloriaban que ellos tenían un complejo de inferioridad tan grande que se asemejaban a un "granito de mostaza". He aquí algunas frases célebres:

  • Yo, en mi mente finita, no puedo pensar. Soy un ignorante. (Entonces, ¿cómo eras profe?)
  • Tenemos tres preceptos: debemos ser fieles a Cristo (si no, ¿te pega?), debemos ganar almas para Cristo (aaahh, osea que el resto de gente somos como una especie de Puntos Bonus) y debemos eliminar a todos los "demonios" del mundo (haciendo referencia a aquellos que, como Saulo, eran humanistas ... ¿qué sería de Gandhi entonces?)

Cada día que asistía era un verdadero calvario. El escuchar a los pobres niños repetir como loros dogmas que son altamente cuestionables, hasta el punto de convertirse en pequeños alqaedanos cristianos, llega al punto de ser realmente increíble. ¿Por qué dejan que enseñen este tipo de cosas? ¿Por qué no dejan que se desarrolle la mente humana?

Me he dado cuenta que Diosito, un gran enemigo mío, quiere atraparme por todos los medios. Hasta ahora sólo recibo ofertas para laborar en medios periodísticos evangélicos y/o de otra índole fanatista. Mi madre ya se ha vuelto una católica ferviente y yo he estudiado en un colegio religioso, como es el La Salle de Lima.

Te lo digo en tu cara, Diosito: ¿Por qué no me dejas en paz?


2 comentarios:

AZzRaeL dijo...

También me considero agnóstico, pero sé que la supuesta existencia de Dios no se vale de pruebas, no puedes decir que no crees en Dios solo porque no se te ha aparecido.

Daniel Calle dijo...

¿Quieres pruebas? Solamente mira a tu alrededor. ¿Crees que todo lo que ves en la naturaleza y el universo apareció de repente?